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En dos años, una mujer pisará la Luna por primera vez, específicamente en la cuenca Aitken, en el polo sur lunar, una región inexplorada que alberga uno de los cráteres de impacto más grandes del sistema solar. A más de 100 kilómetros del punto de aterrizaje, se encuentran dos valles tan profundos como el Gran Cañón del Colorado en Estados Unidos. Un estudio reciente revela que estas formaciones geológicas se crearon en tan solo 10 minutos, tras el impacto de un meteorito de 25 kilómetros de diámetro hace unos 3.800 millones de años.
David Kring, investigador del Instituto Planetario y Lunar, explica a EL PAÍS que, aunque múltiples impactos en la Luna generaron estelas de cráteres, estos dos son los más grandes conocidos. El equipo de Kring utilizó imágenes detalladas de la Luna para crear mapas que reconstruyeron la dirección y la velocidad de los escombros expulsados por el impacto.
El meteorito, que podría haber sido un asteroide rocoso o un cometa compuesto de hielo y polvo, generó un cráter de 320 kilómetros de diámetro. La energía liberada fue unas 130 veces más potente que la explosión de todo el arsenal atómico mundial, y el impacto original que formó el cráter fue aún más fuerte. El terreno levantado por el impacto formó una cadena montañosa circular con picos de hasta 2.500 metros de altura, mientras que las rocas expulsadas formaron una serie de proyectiles que dejaron boquetes de unos 20 kilómetros de ancho.
Este impacto creó los valles de Schrödinger y Planck, con longitudes de aproximadamente 270 kilómetros y una profundidad de hasta 3,5 kilómetros. "Son tan anchos como el Gran Cañón y un poco más profundos", señala Kring. Los resultados de este estudio se publican hoy en Nature Communications.
La orientación de los valles revela que el meteorito se dirigía alejándose del polo sur lunar, lo que explica la dirección en que los escombros fueron expulsados. Estos fragmentos viajaron a aproximadamente un kilómetro por segundo, unas tres veces la velocidad del sonido.
Durante este evento, la Tierra también sufría impactos de asteroides y cometas, algunos tan grandes o mayores que los que afectaron la Luna. Aunque impactos similares ocurrieron en la Tierra, sus huellas han desaparecido debido a la erosión y la tectónica de placas. Este estudio destaca la cuenca del cráter Schrödinger como el "mejor análogo disponible" del cráter de Chicxulub, el meteorito que contribuyó a la extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años.
El hallazgo es de particular interés para los astronautas que lleguen al polo sur lunar en los próximos años. El terreno elevado por el impacto se encuentra más allá de la zona de aterrizaje del programa Artemis de la NASA, lo que facilitará la recolección de rocas de más de 3.800 millones de años, correspondientes a las primeras etapas de formación de la Luna y la Tierra.
Jens Örmo, investigador en el Centro de Astrobiología cerca de Madrid, y especialista en simulación de impactos de meteoritos, subraya que no todos los meteoritos producen cañones de impacto como estos, un fenómeno aún no comprendido completamente. "Este estudio es crucial para entender la distribución de las rocas expulsadas y la trayectoria del meteorito", señala Örmo.
El fenómeno también es relevante para los futuros astronautas, explica Örmo: "Los impactos 'limpian' la capa superficial del terreno, exponiendo una capa más antigua, como una perforadora natural". Sin embargo, estos accidentes geológicos serán invisibles para los astronautas que pisen la Luna a partir de 2027. En el polo sur lunar, el Sol nunca sale completamente del horizonte, lo que crea largas sombras y reduce la visibilidad a solo dos kilómetros y medio, menos de la mitad de lo que se puede ver en la Tierra en un lugar despejado. La cuenca de Schrödinger se encuentra a unos 125 kilómetros del sitio de aterrizaje de la misión Artemis 3.
Fuente: El País